martes, 21 de julio de 2015

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Ventajas de hacer Deporte en verano

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Es recomendable que la actividad elegida no resulte agotadora y que se ajuste a las necesidades de cada uno
El ejercicio físico es un elemento fundamental para nuestra salud. Con él conseguimos mejorar nuestra tolerancia al esfuerzo, gastamos calorías y movilizamos diferentes sistemas. El verano, que hoy comienza, es la estación más proclive a animarnos a realizar este tipo de actividad física. Sin embargo, no todo ejercicio es beneficioso. Cuando realizamos un esfuerzo, consumimos una cantidad de energía que se genera en los propios músculos que se ponen en funcionamiento. Para la producción de energía hace falta el consumo de glucosa y el aporte de oxígeno. Si la intensidad del ejercicio supera la disponibilidad y capacidad de generación de energía, el sistema de producción energético entra en déficit y da lugar a la aparición de un metabolismo patológico denominado anaeróbico o no dependiente del oxígeno.
Este tipo de metabolismo puede dar lugar a la generación de productos tóxicos para el organismo como el ácido láctico, responsable de los calambres y las molestias musculares. Además, en esta situación de anaerobiosis la respiración se vuelve rápida para compensar la acidosis o consumo de bicarbonato que se produce, y el pulso supera el límite fisiológico de compensación. Este límite fisiológico depende de la edad: a los 15 años, se sitúa en 145 pulsaciones por minuto; a los 30, en 133: a los 45, en 120 y, a los 60, en 110.
Debemos tener precaución con los deportes de gran intensidad que someten al cuerpo humano a un excesivo estrés y que incluso en personas predispuestas (hipertensos o cardiópatas) puede ser contraproducente.
La gimnasia
La gimnasia es un tipo de ejercicio físico que se realiza de forma suave pero constante y que, por ello, permite someter al organismo a un esfuerzo que no supera su capacidad de producción de energía.
La gimnasia puede ser terapéutica o "quinesiterápica" cuando se emplea para la recuperación del movimiento de alguna articulación o para el reforzamiento de un miembro o grupo muscular debilitado. Puede ser eficaz en la corrección de determinadas posturas patológicas consecuencia de enfermedades neurológicas o producidas por traumatismos.
Esta actividad debe ser realizada bajo supervisión de un equipo especializado. Puede emplearse para fortalecer la musculatura respiratoria si se tiene una enfermedad pulmonar; aumentar la tolerancia al esfuerzo en pacientes con enfermedades cardíacas o después de un infarto de corazón; facilitar la deambulación en personas con enfermedades articulares o sobrepeso, etcétera.
Los niños
La gimnasia resulta un elemento fundamental en la educación de los niños desde temprana edad. La gimnasia educacional no sólo sirve para luchar contra el sedentarismo, sino que también puede ayudar a la asimilación de determinados valores. Podemos practicar ejercicios de gimnasia con los bebés desde los seis meses.
Esos momentos de gimnasia, siempre a la misma hora y acompañados de música clásica o de nuestra conversación, le servirán de estímulo para reforzar su seguridad. Nunca hay que realizar movimientos bruscos que puedan producirle lesiones internas.
Cuando el niño tiene ya dos años puede empezar a hacer ejercicios de psicomotricidad, sencillos al principio pero cada vez más complejos. Pueden consistir en imitar acciones de la vida ordinaria, favoreciendo con esta práctica el interés por el medio que les rodea. Pueden realizarse ejercicios de gimnasia más complejos a partir de los cuatro o cinco años, que requieran una mayor capacidad de coordinación.
Mantenimiento
En los adultos, la práctica de la gimnasia aporta muchos beneficios: es la denominada gimnasia de mantenimiento. Puede ser una gimnasia rítmica, mediante el empleo de música que permite la utilización de diversos grupos musculares según el ritmo que marca el acompañamiento de notas musicales. Existe una gimnasia dirigida al fortalecimiento o empleo de determinados grupos musculares. Podemos emplear una cuerda que sujetamos con los pies, estirando de ella con los brazos de tal forma que fortalecemos la musculatura dorsal.
Si estando de pie sujetamos con la mano el pie contrario e intentamos bajarlo en oposición a la fuerza de sujeción de la mano, conseguiremos fortalecer los músculos de la cara interna de los muslos, los cuales suelen estar débiles y flácidos en los jóvenes.
Permaneciendo erguidos podemos sostener un pie con una tela e intentar extenderlo, con lo cual fortaleceremos los músculos del muslo y de la cadera. Este ejercicio debe realizarse alternando el pie empleado. Por último, podemos contraponer las palmas de las manos y las yemas de los dedos presionando fuertemente, con lo que reforzaremos los músculos de los brazos y de las manos.
Existen otros ejercicios que podemos hacer en familia y que pueden ser divertidos. Apoyándose en un cojín, un participante puede sujetar los pies del otro, que queda boca abajo sosteniéndose con los brazos estirados, con lo que se refuerza la musculatura de las extremidades superiores y la abdominal. También podemos sujetar un cojín con los pies y estando tumbados levantarlo del suelo, con lo cual actuaremos sobre la pared abdominal y de las piernas.

fuente:consumer.es/web/es/salud/2002/06/21/48207

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